domingo, 1 de noviembre de 2009

MEDIEVAL ENCUESTA PARA DONANTES

Por Claudia Ayola
La revista Cambio, en su edición 818, ha publicado un artículo que se titula Defensores de derechos humanos y bancos de sangre enfrentados. Explica que existe una norma que desprecia la donación de sangre de personas homosexuales, colocándolas en la misma categoría de personas promiscuas, víctimas de abuso sexual y drogadictos.
La noticia me sorprende porque una de las estrategias más eficaces de la lucha contra el VIH fue descubrir que muchas personas que pertenecían a los llamados grupos de riesgo - por ejemplo los homosexuales - habrían asumido comportamientos protectores frente a su vida sexual, mientras grupos que no eran considerados de riesgo, empezaron a mostrar un alarmante crecimiento en el número de infectados.
Se impulsó la decidida lucha contra las conductas de riesgo. Más allá de la orientación sexual que se tenga, lo importante es tener una vida sexual responsable y asumir el uso sistemático del preservativo. La heterosexualidad no garantiza conductas sexuales responsables.
Sin embargo, en Colombia, el Manual de normas técnicas administrativas y de procedimientos de bancos de sangre, señala que en la encuesta de análisis del Donante, el Banco de Sangre puede excluir al donante por ser considerado de riesgo.
Incluso el decreto 1571 de 1993 dice que debe evitarse la donación de grupos de alto riesgo, como homosexuales, drogadictos y hemofílicos. Por otra parte, la resolución 005108 que establece el Manual de buenas prácticas para Bancos de tejidos y de médula ósea dice que entre los criterios de exclusión de donante de Membrana Amniótica se encuentra la bisexualidad. ¿Acaso quiere decir que para que una mujer done la membrana amniótica de su hijo, es requisito que no haya tenido una relación erótica sexual con otra mujer?
Si bien, estas medidas pueden ser estigmatizadoras y discriminantes de personas con orientación sexual distinta a la heterosexual, quienes la defienden se sustentan en la responsabilidad que se tiene con el receptor de la sangre.
Pero si un donante homosexual supone un riesgo para un receptor, ¿acaso un donante heterosexual no lo supone? Los criterios de exclusión de la sangre deben estar dados por el análisis de ésta y no por prejuicios ridículos y de discriminación que tampoco representan una seguridad para el receptor de la sangre. El Ministerio de Protección debería empezar a hacerse la pregunta, si se cuenta con la tecnología para darle seguridad a los receptores de donaciones, por qué se hace necesaria una encuesta tan subjetiva, prejuiciosa y poco confiable.
La orientación sexual no define la conducta sexual. Algunos heterosexuales tienen conductas sexuales mucho más riesgosas y sin protección, entonces ¿pueden estar los receptores de sangre seguros y confiados? Si la conducta sexual es un criterio de exclusión, serán muy pocos los que realmente podamos ser donantes, habría que excluir a todas las personas que han tenido relaciones sexuales sin uso del preservativo y por otras razones de exposición, al personal de salud. Afortunadamente, la sangre se somete a exhaustivos procedimientos científicos que hoy por hoy nos permiten estar tranquilos ¿Entonces para qué la encuesta?
En lo personal, si en algún momento tengo que recibir sangre, espero que su bioseguridad dependa de pruebas de laboratorio y no de una encuesta que parece un interrogatorio medieval. Los seres humanos creemos que hemos avanzado porque los desarrollos tecnológicos han avanzado, pero lo triste es que muchas de nuestras ideas siguen siendo propias del oscurantismo.

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