domingo, 1 de noviembre de 2009

EL CASO COCA COLA

Por Claudia Ayola
Cartagena pasó unos días sin agua y el caos se sintió. Algunas personas pensaron en el calentamiento global y un terror de fin de mundo se sobrevino. Recordé una crónica de García Márquez llamada “Caracas sin agua”. Mientras la leía sentía sed, una sed invocada por la sugestión de carecer del preciado líquido.
Con Cartagena sin agua por varios días y con el fenómeno del Niño que no parece muy infantil que digamos, mi sed encontró refugio en una Coca Cola fría. Recordé aquella imagen de mi abuela sentada en su mecedora al vaivén de la telenovela de la noche, siempre con una de estas bebidas al lado.
Recuerdo el dolor en los dedos de los pies cada vez que, por error, mi abuela me pisaba con la balanza de su mecedora metálica tejida con plástico azul. Así como no puedo olvidar lo fría que estaba la Coca Cola de la abuela, tampoco puedo olvidar todas las veces que salí llorando y además regañada por tener los pies donde no debía.
Algunos dicen que el agua será en el siglo XXI lo que fue el petróleo en el siglo XX y vaticinan la Guerra del agua. Por mi parte, ingenua o estúpida, me siento segura con mi Coca Cola en la mano. En un artículo del periódico El Universal de México escrito en agosto de hace 2 años, afirman que la Coca Cola Zero, por ejemplo, tiene ciclamato de sodio, un endulzante cancerígeno que en Estados Unidos está prohibido hace 40 años.
En México venden Zero y aquí en Colombia también. ¿Será que el efecto cancerígeno es sólo sobre la población norteamericana? No podría imaginarme algo tan perverso como que a países latinoamericanos nos dejen tomar algo que nos causará daño. Además la Coca Cola siempre muestra sus comerciales “para compartir un carrusel de luces y color”.
La inauguración de la 11° Muestra Internacional Documental arrancó con fuerza en la Biblioteca Nacional de Colombia, con la proyección de El Caso Coca Cola del director colombo canadiense, Germán Gutiérrez, y la directora española Carmen García. El documental narra la historia de Sinaltrainal y la United Steelworkers, que acusan a la multinacional de crímenes tan serios como secuestro, torturara y asesinatos a sindicalistas en Colombia, Guatemala y Turquía.
He visto sólo un tráiler que me dejó con muchas preguntas. Dicen que los directores siguen los pasos de dos abogados defensores de derechos sindicales y a un activista de la campaña Stop Killer Coke, mientras intentan obligar a la multinacional estadounidense a aceptar responsabilidad frente a las acusaciones.
No sé qué ilusión me hará sentir segura la próxima vez que la ciudad esté sin agua. Tal vez esperaré el calentamiento global, el mundo se está acabando y a quién le importa. El desenlace será fatal. Hace muchos años, cuando le pregunté a mi abuela si le temía a la muerte, me dijo: Uno ve tantas cosas, pero tantas cosas mijita, que un día uno se cansa y no quiere ver más. Una antipatía en su rostro me indicaba que de vez en cuando el mundo resulta inauditamente desesperanzador.

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